SEFER GITAIM (4) / la enseñanza de Sukurlam de Surupak
LA ENSEÑANZA DE SUKURLAM DE SURUPAK.
Para percibir la diferencia de personalidades de que hablábamos entre Lamek Cainita padre de Jabal (que sería el mismo Licaón de Arcadia), y Lamek Sethita padre de Noé (que sería el mismo Sukurlam de Surupak, también llamado Shuruppak), veamos la Enseñanza de Shuruppak en sus Tres Series de Consejos a su hijo Ziusudra héroe sobreviviente del Diluvio. El Texto proviene, pues, de tres fuentes: la Versión Sumeria de Abu-Salabih, la Versión Sumeria de Adab y las Tablillas Acadias de Teglatfalasar desenterradas por la arqueología de su Biblioteca en Assur. He aquí, pues, a continuación las Tres Series de Consejos, de la Enseñanza de Shuruppak:
"En aquel día lejano y en aquella noche remota, en el tiempo de aquel distante año, vivía el que poseía la Sabiduría, el hombre de palabras ingeniosas y que conocía la Palabra en el pais de Sumeria. Vivía Shurupak el Sabio.
Shuruppak hijo de Ubartutu le dio sus Consejos a su hijo Ziusudra:
- Hijo mio, voy a darte un consejo; ojalá lo acojas.
Ziusudra, te diré una palabra; ojalá la atiendas.
No olvides mi consejo ni cambies lo que te diga;
el consejo de tu padre es precioso; úncelo.
No compres un semental de asno que berree,
pues si lo haces, rebuznará detrás de ti.
No pongas una campiña en el camino,
ni siembres un campo donde pacen asnos,
pues sería un desastre y todo acabaría.
No construyas una cisterna en tu campo,
pues para tener agua te perjudicarían.
No levantes una casa en la plaza,
pues allí se junta la multitud.
No tomes testigo para descargarte porque te sorprendería.
No ofrezcas fianzas ni sobornos
porque un Diluvio pronto te aniquilaría.
No te acerques a los que discuten
para que no seas tomado como testigo,
ni provoques disputas. Mantente al margen y no allí cerca.
No robes ni violes casas ni seas ambicioso;
el ladrón piensa ser un león, pero atrapado es un esclavo.
Hijo mio, no asesines ni te hagas daño.
No confíes a otro tu petición de matrimonio,
no sea que salgas perjudicado;
ni te permitas ningún juego con una desposada,
pues los chismes exagerarán siempre.
Que tu hija nunca se siente junto a un hombre casado.
No te hagas despreciar por causa de disputas.
No perjures ni hagas cumplidos para que tu palabra sea firme. No repliques para que no te miren con furia.
No te asocies a nadie para consumir víveres robados;
aún con mano abierta no podrás restituirlos;
¿acaso un asno alquilado te redituará buey u oveja?
No digas villanías, pues tras ti se abrirá trampa.
No permitas a las ovejas dispersarse por el pasto
antes de que sepas quien es el dueño,
ni permitas al ternero lo escabroso;
el terreno estable es como recto camino.
No viajes de noche, pues acontecen unas u otras cosas.
No compres asnos salvajes.
No duermas con tu sierva; castañeará sus dientes.
No maldigas con violencia, pues se te vuelve la mano.
No retengas el agua para hacerla subir;
perderás tu trabajo.
No despidas a un deudor, pues le harás un enemigo.
Que tu hija no se case con déspota,
pues le destinará a la esclavitud;
y antes de atravesar el vecindario te apurarán.
No te apoyes en el cercado de un huerto,
pues te exigirán repararlo.
Ni fuerces a luchar a tus enemigos
ni tampoco seas débil y pusilánime.
Hijo mio, no te entregues a bravatas excesivas,
pues a nadie vencerás de esa manera.
No violes a la hija de ninguno; todo el vecindario lo sabrá.
No despidas al fuerte ni destruyas la muralla;
no eches al trabajador ni lo expulses de la ciudad.
El calumniador enceguece y enreda; no lo soportes,
pues enturbiará el juicio de tu corazón.
A nadie felicites en la taberna, para que tu dicho sea firme. En la batalla no agites las manos.
La Justicia es única; por sí sola vale mucho;
para hallar su ayuda vive con ella.
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Shuruppak el hijo de Ubartutu dio consejos a su hijo Ziusudra. Por segunda vez le dio consejos:
- Hijo mio, voy a aconsejarte; ojalá lo acojas.
Ziusudra, presta atención a mi palabra
y no olvides ni cambies el consejo que te diga.
Solo hay chismes en el mucho hablar.
Como rio tempestuoso y toros enfrentados será dentro del palacio; no bastarán las rentas ni acabarán los gastos.
Fácil es decir: -te daré un pedazo,-
cuando se trata del pan de otro;
pero dar de lo propio es otro asunto;
aunque le recuerdes sus promesas,
no te dará, porque ya se ha consumido el pan.
Tener bienes moviliza las fuerzas,
pero nada valdrá tanto como los propios hijos.
La boca que sabe hablar dice solo lo debido;
y la palabra firme presenta sus credenciales;
pero la zalamería apenas ofrece melosidades.
Del fruto de los labios se come,
pero el presumido y el chismoso están vacíos.
Quien trabaja el cuero, trabaja el suyo propio.
El prepotente arrebata y el torpe lo permite;
y aún se postra como si no fuesen a encadenarlo.
Aquel impone sus decisiones sin pudor y sin pensarlo;
sorpresivamente se presenta diciendo: ¡yo soy así!.
Una esposa débil soportará siempre su destino.
Tu jornalero compartirá y consumirá contigo tu provisión;
luego dejará de trabajarte y servirá en el palacio,
pues dice: -quisiera comer allí.-
El hijo en casa; la hija en su gineceo.
Si has bebido cerveza, entonces no te quejes.
No debe preocupar tu corazón aquel que abandonó la casa.
El cielo está allá arriba, pero también la tierra vale mucho.
Según el cielo haz grandes cosas,
pues el aliento de todas las naciones depende de él;
mas en cuanto a la cosecha, recoge como una sierva
y ojalá te nutras como quien señoreas.
El que constantemente injuria apenas maltrata la piel,
pero mata interiormente.
El mentiroso clama y rasga sus vestiduras.
La injuria conduce el diálogo por mal camino.
La jactancia es como brote maligno y como mala yerba.
La oración abundante dispensará frescura al propio corazón.
Pero ¿qué interesa a Sumeria sino injurias y necedades?
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Shuruppak hijo de Ubartutu dio estos consejos a su hijo Ziusudra; por tercera vez le dio consejos:
- Hijo mio, te aconsejaré; ojalá lo acojas y lo atiendas.
No te olvides ni cambies la palabra de mi consejo;
el consejo de un padre es cosa preciosa.
No golpees nunca al hijo del campesino que ha cavado tus canales. No compres por esclava a una prostituta
ni a esclavo nacido en casa, pues es mala hierba.
No compres a un hombre nacido libre,
pues siempre está recostado;
ni compres a esclava de palacio, pues tiene los pies planos. En cambio si traes al siervo desde la montaña
a un lugar que él desconozca, y del que sea peligroso huir,
entonces acarreará el agua y ante ti servirá;
pues no tiene casa ni ciudad a donde ir;
no te levantará la mano ni será arrogante en tu presencia.
Hijo mio, no viajes nunca solo a lugar peligroso;
que un conocido te sea compañero, pues dos pueden consultar;
pero no lo sobrecargues montaña tras montaña.
El destino es como orilla resbalosa
que hace a veces resbalar al hombre.
El hermano mayor verdaderamente es como un padre
y la hermana mayor como una madre.
Recuérdalo cuando estés ante tu hermano mayor
e inclínate ante tu hermana mayor como ante una madre.
No hagas trabajos a tu manera sin consultar,
pues quien consulta alcanzará grandes logros.
El que deja de trabajar, dejará que se arruine su casa.
La falta de pan hace bajar al montañez
y viene con cosas raras;
es el hambre el que le hace bajar del monte.
La ciudad pequeña criará ternero para su rey,
pero la grande solo le dará planes para construcción.
Aquel que tiene y posee será envidiado por el que no tiene.
El hombre casado se abastece bien,
pero el soltero duerme sobre paja.
Al que destruye casa, casa le destruirá;
y el que asusta será asustado.
Si domas la cerviz de un toro grande,
este te ayudará a cruzar el río;
y si te asocias a una ciudad grande, te irá bien.
Si traes sierva de la montaña,
traerás algo bueno y algo malo:
lo bueno son las manos, lo malo el corazón.
El corazón no le dejará hacer ni todo el bien, ni todo el mal.
El corazón retendrá parte del bien porque reconforta,
pero al almacén del mal no lo agotan los impuestos.
El corazón que ama, edifica la casa;
pero el que odia, la destruye.
Consideración y bienes son muro protector
de parte de Dios y del estado;
ojalá reconozcas a la autoridad,
pues entonces podrás resistir a los malvados.
No tomes para ti mujer en una fiesta;
todo por dentro y por fuera es prestado;
sus adornos y maquillajes son ajenos
y también sus vestidos de lana y de lino;
hijo mio, nada igualará lo que es auténtico.
No compres toro malo, pues es cerco derribado.
El hombre tratará a la mujer decente como a campo bien labrado.
En la siega no te enredes con los asnos.
El mal asno es obstinado, pero el hombre aparenta.
Mujer con recursos guardados arruinará su casa.
El que se emborracha arruinará su cosecha.
Mujer ladrona hará que se busque por toda la casa.
El asna y la marrana amamantan en la calle.
La mujer que se ha herido un poco
deja el huso y se queja por las calles y de casa en casa;
clama desde los balcones que la ayuden
y se apresura a la disputa.
El corazón gozoso sabe valorar,
pero para el triste nada es valioso;
con todo, la vida es verdaderamente dulce.
No te aferres, hijo mio, demasiado a cosa alguna.
No maldigas a una corderita, pues tendrás hija;
ni destruyas el depósito, pues tendrás hijo.
No seas arrogante con tu madre,
ni discutas sus palabras ni las de tu Dios.
La madre que da a luz al hombre es como la Justicia,
y el padre representa a Dios y su palabra es firme;
atiende a los consejos de tu padre.
El suburbio mantiene a la ciudad.
Hijo mio, cuando encuentres un campo irrigado,
ya sea que sus canales estén llenos o secos,
es campo ajeno de abastecimiento.
Lo que se pierde provoca asombro mudo.
Como el perro desconocido es malo,
así también el hombre desconocido es terrible.
Y en el campo desconocido al pie del monte
hay demonios que asechan a los hombres.
De donde no haya casas ni ciudades construidas
sal a los lugares conocidos por los hombres.
Las Palabras que son don de lo Alto,
refrescan el espíritu;
y si llegan a Palacio, allí también lo refrescarán.
El Don de la Palabra alumbra como las estrellas.
Estos son los Consejos de Shuruppak hijo de Ubartutu.
Por los Consejos prodigados por Shuruppak hijo de Ubartutu,
sea alabanza a la Sabiduría.
La damisela Nisaba ha escrito perfectamente las Tablillas."
-Hasta aquí la inserción de este antiquísimo documento hallado en la Biblioteca desenterrada de Teglatfalasar en Assur.
Recordando que Shurupak hijo de Ubartutu y padre de Ziusudra (en sumerio) equivale a Lamek Sethita hijo de Matusalem y padre de Noé (en hebreo), después de este registro que, gracias a la divina providencia detrás de la arqueología moderna, podemos difundir aquí, se hace patente la diferencia de personalidades entre Shuruppak y Licaón, entre Lamek Sethita padre de Noé y Lamek Cainita padre de Jabal, de donde arranca con propiedad esta historia.
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