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S E M I N I T

SEMINIT


Localidad de Teusaquillo

(16 de abril de 2010)

(Gino Iafrancesco V)



El Señor Jesús sea con todos. Con la ayuda del Señor Jesús, vamos a estar compartiendo con los santos el segundo mensaje de los tres que les dije que había recibido la carga en mi corazón para compartir con los santos aquí; ya el primero fue compartido el domingo en este lugar, y hoy estaremos compartiendo el segundo. Todos están enmarcados dentro del contexto de la carga de la hora. Lo que estaría compartiendo con mis hermanos esta noche, no es algo nuevo; algunas cosas ya aquí han sido introducidas, pero he sentido la dirección del Señor para profundizar un poquito más, para que podamos, con la ayuda de esas herramientas de la palabra del Señor, poder considerar al Señor mismo en esta hora.




Quisiera que comencemos primero viendo un pasaje en el Nuevo Testamento, pero no sin antes recordar ese canto que cantamos hacia el final, basados en las citas que se hacen en Hebreos; en Hebreos en el capítulo 1, ustedes recuerdan que se hacen algunas citas relativas al Señor Jesús; y precisamente eso que estamos allí cantando, tiene que ver mucho con lo que vamos a esta viendo, aunque quizá desde otro ángulo. Miremos primero allí Hebreos 1; viene hablando acerca del Hijo; en el versículo 5 dice: “Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”; eso es algo que Dios dijo del Hijo; y luego sigue Dios hablando del Hijo, y ahora dice: “Y otra vez: Yo seré a él Padre, y Él me será a mi Hijo? Luego, en el versículo 3, por tercera vez dice: “Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios”; luego ahí habla de lo que dice de los ángeles; y en el 8, dice: “Mas del Hijo dice: (entonces todo el verso 8 y el 9 habla del Hijo, y el 10 también habla del Hijo; “del Hijo dice”; ¿quién dice? Dios dice; ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás? Es Dios el que está hablando del Hijo en todo este capítulo 1, recogiendo muchos pasajes de muchos lugares, como un ramillete en este precioso capítulo; y entonces, en el verso 10, quiere decir que Dios continúa hablando del Hijo: “Y Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra”; por eso ese canto de nuestro hermano Mario Contreras, que está basado en este pasaje, dice: Tú, Señor Jesucristo, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de Tus manos; y lo dice: Tú, Señor Jesucristo. Entonces miremos quién es Jesucristo, y la inmutabilidad de Jesucristo; ellos, los cielos y la tierra, y por eso dice que el primer cielo y la primera tierra pasaron; “Ellos perecerán, mas Tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverá, y serán mudados”; y por eso vemos que son enrollados; en Apocalipsis aparece cuando son enrollados. Luego hace el contraste entre los cielos y la tierra: “Pero Tú eres el mismo, y Tus años no acabarán”; y utiliza aquel otro pasaje de Hebreos capítulo 13, pero ya no al principio, sino al final de la epístola, donde dice en el verso 8: “Jesucristo en el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”; Su revelación ha sido progresiva, pero El en sí mismo es el mismo. Entonces, encuadrado dentro de esto, y ya para irnos adentrando en el tema, vamos a 1ª de Pedro.




Primera epístola del apóstol Pedro; apóstol enviado del Señor Jesucristo, bajo la promesa del Espíritu Santo; así que el que recibe a Pedro, recibe al que lo envió, dijo el Señor Jesús; así que estamos recibiendo al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo cuando recibimos a su enviado Pedro; y dice Pedro en este capítulo 1; voy a leerlo desde el versículo 10 hasta el 12, inicialmente: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros...” , y antes de seguir leyendo, acuérdense de esto que dice aquí Pedro; Pedro empieza a hablar de los profetas; pero ¿de quién aprendió Pedro acerca de los profetas? Primeramente de su conocimiento que tenía de la Escritura; y en la segunda carta habla de su experiencia con Cristo; pero él también dice que él tenía la palabra profética más segura desde antes; tuvieron la experiencia de conocer a Cristo en gloria en el monte de la transfiguración, en su vida gloriosa todavía en la carne, y su resurrección, y su ascensión; y él da testimonio de cuando lo vieron en gloria en el monte de la transfiguración, en la segunda carta; y sin embargo, él sigue diciendo que tenemos la palabra profética más segura; o sea, el Antiguo Testamento. Entonces vemos el testimonio de Dios mismo, porque Dios habló en el Antiguo Testamento de muchas maneras a los padres por los profetas; y aún cuando el Señor Jesucristo resucitó, no por haber resucitado se deshizo de la Biblia, como algunos a veces piensan ser tan espirituales que pueden desentenderse de la Biblia; pero el mismo Señor Jesucristo, en plena resurrección, lo que hacía era enseñar la Biblia; y el Señor Jesucristo se les apareció durante cuarenta días resucitado, y lo que hacía era mostrarles, comenzando por Moisés y los profetas, o sea, la Torá, los Nebiim y los ketubin, la Ley, los profetas y los Salmos, lo que de Él decían. Entonces el Señor Jesucristo resucitado se basó en lo que se decía en las Escrituras; ¿y por qué razón? Porque era el mismo de ayer el que había operado en los profetas, y ahora hablaba Él mismo, ya a través de Su propia persona encarnada; primeramente Él había hablado por su Espíritu a los profetas, y ahora Él se había encarnado y daba la última palabra, y nos dejaba Su Espíritu para entender Sus palabras, ¿amén?, para conducirnos a la vida y a la luz de Su palabra.



Eso que dice él acá en el verso 10 de 1ª de Pedro: “los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros”, y lo que va a continuar diciendo, y que vamos a ver, él lo aprendió del propio Jesucristo, porque Jesucristo se los enseñó resucitado, y recorrió la Biblia con ellos desde Moisés, mirando los pasajes, y pasando a los profetas primeros y a los postreros; los llamados "profetas primeros" en el Canon del Antiguo Testamento, eran los libros desde Josué, Jueces, Rut, Samuel y Reyes; esos eran los llamados "profetas primeros" porque fueron libros escritos por los profetas Samuel, Gad, Natán y por otros que son citados por Jeremías en sus fuentes. Entonces Jesús siguió todas las Escrituras con ellos; nunca se apartó de las Escrituras; toda Su enseñanza, aún resucitado, fue basada en las Escrituras; y pasó por todos los profetas hasta Malaquías; y lo hizo para que también en el Nuevo Testamento se haga así; y Su Espíritu ha garantizado Su presencia para que Él continúe haciendo de esa misma manera. Y entonces dice así Pedro, teniendo en cuenta toda esa base: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron...” ; en estos días pasados, en estos últimos meses por ejemplo, hemos estado estudiando a Daniel, y nos hemos dado cuenta de cómo Daniel inquiría; gracias a Dios que Daniel inquiría, y Dios le revelaba un poquito más; tomábamos como ejemplo el capítulo 7 de Daniel, donde al principio habla hasta cierto punto, pero él insiste y quiere saber la verdad acerca de todo eso, y se le añade más luz; y luego se concentra en un punto y quiere saber también acerca de esto otro, y esto, y esto, y se le añade más y más y más. Cuando tú ves las cuatro veces que se le repiten las cosas en ese solo capítulo 7 de Daniel, ves que cada vez que se repiten, el Espíritu Santo añade revelación; y eso le agradó a Dios, y eso era la operación de Cristo en Daniel, no era solamente Daniel; a esto quiero llamarles la atención, para que respeten a Cristo en Daniel, y no pongamos de lado las profecías, ni de Daniel, ni de ninguna parte de la Biblia; porque el Señor agarró toda la Biblia para revelarse Él mismo a través de la Biblia; y eso es lo que hace el Espíritu Santo, glorificarlo y abrir nuestros ojos para verlo a Él en toda la Biblia; leemos la Biblia en vinculación con Él, porque Él estuvo presente en los profetas; y eso es lo que ensaña aquí, y lo enseña Pedro basado en la enseñanza de Cristo resucitado, y también la anterior; estos profetas diligentemente inquirieron, y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, porque esta salvación no incluye solamente el perdón de los pecados, sino que alcanza hasta su culminación completa en el reino, ven?



Dice el verso 11: “escudriñando qué persona y qué tiempo...”; ellos escudriñaban qué persona y qué tiempo, “indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos”; y eso es lo que quiero subrayar, qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el Espíritu de Cristo que estaba en los profetas del Antiguo Testamento, como lo estamos viendo en el caso de Daniel, y también en los demás casos, como Isaías, Jeremías; a veces el Señor hablando por David, etc. Entonces, cuando leemos a los profetas, no estamos leyendo sólo a los profetas, estamos leyendo a los profetas en Cristo, estamos leyendo a Cristo en los profetas, y estamos interpretando a los profetas según el Espíritu de Cristo después de la resurrección, así como ellos hablaban por el Espíritu de Cristo antes de la resurrección; porque antes, en el principio, antes de todas las cosas, ya era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios; y nada de lo que ha sido hecho fue hecho sin el Verbo; o sea que la preexistencia de Cristo está antes de toda la creación; y por eso las revelaciones o salidas teofánicas de Dios, antes de la encarnación, eran también Cristo, como lo dice Pablo en 1ª a los Corintios capítulo 10, que Aquella Roca que acompañaba a Israel, de la cual bebían los israelitas, era Cristo; entonces las apariciones teofánicas de Dios fueron a través del Cristo pre-existente en sus salidas teofánicas antes de la encarnación; y quiero llamar la atención a ésto, porque a veces, cuando oímos la palabra “Cristo”, lo queremos aplicar solamente a Él después de la encarnación, pero Su persona divina ya existía con el Padre antes de la fundación del mundo, y su naturaleza; Él tenía cierta misión en el Antiguo Testamento, y esa cierta es grandísima; ¡cuanto más ahora que se encarnó! Y entonces sigue diciendo: “escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos”. Por ejemplo, en estos días, en estos meses que hemos estudiado a Daniel, nos acordamos de cómo el Ungido moriría, ¿amén?, cómo sería quitado, pero cómo después volvería en gloria, y el Reino Suyo se extendería por toda la tierra; entonces está la parte de los sufrimientos, y está también la parte de la gloria.



Verso 12: “A éstos (o sea a los profetas) se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles”. ¿Qué les parece? El Evangelio pre-anunciado desde antes, ahora es anunciado por la Iglesia, y los ángeles anhelan mirar; entonces con qué cuidado debemos nosotros poner atención a Cristo operando de eternidad a eternidad, haciendo Su trabajo a través de los profetas para nosotros, administrando los profetas las cosas, ni siquiera para ellos mismos, como el propio Daniel, y hemos sido testigos, cuando estudiamos Daniel 12, que él oyó y no entendió, y preguntó otra vez, y le fue dicho: Anda Daniel, estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin, pero tú sigue, y reposarás, y al final te levantarás, en el último día, para recibir tu heredad. Entonces yo pienso que Pedro tenía estas cosas, y quizás otras, en su mente, cuando escribió estas palabras: “A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son administradas...”; o sea que las cosas que ellos escribieron debían ser administradas hoy. Por eso Pablo, cuando leemos segunda a los Tesalonicenses capítulo 2, y si lo lees en otra traducción que no es ésta de Reina y Valera; por ejemplo, si tú lo lees en la versión portuguesa, en la traducción de Ferreira de Almeida, dice que Pablo acostumbraba enseñarles estas cosas; esas cosas que están allí en el capítulo 2 de 2ª a los Tesalonicenses; él comienza a hablar de la segunda venida de Cristo, y de algunas señales importantes que hay que ver antes, porque según Mateo le habían preguntado por las señales de su venida, de su parusía, y Él habló de muchas, y entre esas, aquella que menciona Pablo, que se basa en Daniel, como Jesús se basa en Daniel también; y esas señales las menciona Pablo en 2ª a los Tesalonicenses capítulo 2; y dice Pablo en el versículo 5: “No os acordáis de que cuando yo estaba todavía con vosotros,” y dice esta traducción, “os decía esto”; pero la traducción en portugués dice: “acostumbraba deciros esto”; o sea que esa era una costumbre apostólica, ministrar estas cosas; así que no estamos desenfocándonos de Cristo cuando estudiamos Daniel, sino que queremos reconocer el Espíritu de Cristo obrando en Daniel, y obrando también en nosotros en los últimos días para que nos sean administradas estas cosas en la hora oportuna; entonces termina ese versículo 12 diciendo: “os son anunciadas”; y ahora ya está en presente, ese es el presente de la era de la Iglesia, esas cosas que administraban esos profetas como Daniel, “os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento”; fíjense en que había que leer y entender; el que lea, entienda; entonces hay que ceñir los lomos del entendimiento, no dejar la mente vagando, sino ceñida con sobriedad; “sed sobrios y esperad por completo en la gracia que se os traerá”, ya se nos trajo mucha gracia, pero se nos seguirá trayendo, “cuando Jesucristo sea manifestado;”. Entonces, por ahora, la lectura de Pedro vamos a pararla por aquí.



Vamos a volver a entrar un poquito en algo de Daniel y de las herramientas hermenéuticas entregadas por el Señor Jesús acerca de Daniel. En primer lugar, el Señor apeló a Daniel, porque fue el mismo Espíritu de Cristo el que habló por Daniel; y resucitado Él les enseñó Daniel, y los apóstoles acostumbraban a hacer esto, y eso debe continuar de la misma manera y en el mismo Espíritu; no estamos desenfocándonos de Cristo cuando estamos tratando de seguir a Cristo en su uso de Daniel para nosotros; entonces la palabra del Señor es muy clara en esto; el Señor Jesucristo tuvo también participación en la profecía de Daniel, porque fue el Espíritu de Cristo el que operaba en ellos. Pero no solamente en la inspiración de la profecía estuvo Jesucristo, sino también en la exégesis, y en la hermenéutica estuvo Jesucristo; esas dos cosas: la hermenéutica y la exégesis van juntas; la hermenéutica es aquella ciencia, técnica y arte de la sana interpretación, aquel conjunto de normas, de reglas, de métodos y principios para interpretar correctamente; eso es lo que quiere decir “hermenéutica”; y es una palabra que sí está en la Biblia, sólo que está traducida; entonces cuando la leemos en español, no la encontramos, pero ustedes, cuando van leyendo la Biblia y dice: lo cual interpretado quiere decir, o esto significa, o es decir, la palabra es “hermeneuo”; de ahí viene la palabra “hermenéutica”, que quiere decir “interpretar”; y esa palabra viene del griego, porque en los tiempos antiguos hubo un personaje llamado Hermes Trismegisto, que se inventó la religión contraria a la de Dios, que fue uno de los falsos profetas, y que se dijo ser el intérprete de los dioses; de ahí viene la corriente hermética; y por eso, como él decía ser el intérprete de los dioses, por eso interpretar se decía hacer lo que hizo Hermes, o sea “hermeneuar”, vamos a inventarnos el verbo:; y por eso "hermeneuo" es la palabra que significa interpretación; ya la desvinculamos de la persona de Hermes, ¿verdad? Que quede purificada la palabra; no tenemos nada que ver con Hermes, pero la palabra se tomó del trabajo que hacía Hermes, sólo que Hermes lo hacía mal, el Señor Jesucristo lo hace bien; el Señor Jesucristo sí interpreta bien.



Existe una hermenéutica interna o intrínseca de las propias Sagradas Escrituras; ¿eso qué significa? Que la propia Escritura se interpreta a sí misma; Dios permite por Su Espíritu que algunos adelanten una cosa, y otros, sobre esa cosas, vuelvan otra vez y las interpreten; a veces, cuando nosotros nos acercamos a la Escritura, bien sea del Antiguo o del Nuevo Testamento, nos olvidamos de que tenemos el deber de atenernos a la mente de Cristo para interpretar las Escrituras; o sea que si en verdad somos cristianos, se nos dice que tenemos la mente de Cristo; eso quiere decir que debemos interpretar como interpretaba el Señor Jesucristo. Desgraciadamente, no en todos los comentarios que se hacen, se tiene en cuenta la interpretación de Jesucristo, sino que se hacen otros comentarios que no coinciden con los del Señor Jesucristo; y especialmente en las épocas del modernismo, en las épocas del siglo XVIII, XIX, que fueron especialmente donde se abrieron las puertas para interpretaciones meramente racionalistas, humanistas, escépticas, incrédulas, que no tienen en cuenta las razones de Jesucristo; pero acordémonos de que la Biblia no es un libro solamente del siglo XVIII y XIX dirigido a los eruditos alemanes; la Biblia la inspiró el Espíritu Santo para toda la humanidad, dirigiéndose primeramente a Israel y la Iglesia como un medio para todos, para con todos.

Un medio inicial por Israel; Romanos 3 nos dice de ese privilegio que tiene Israel: que Dios le confió el Antiguo Testamento; los pactos, las promesas, la gloria y el Mesías vienen por Israel; por eso es que el Canon protestante de la Biblia se atiene al Canon de Israel, porque la propia Biblia dice que fue a Israel a quien Dios le confió la Palabra; y como ellos no incluyeron los libros apócrifos en la Biblia, y la Biblia que tenía el Señor Jesucristo era sin los libros apócrifos, porque los libros apócrifos que fueron incrustados en la Septuaginta, que era la versión que usaban los apóstoles en tiempos de Cristo, en el tiempo de Cristo la Septuaginta no incluía los apócrifos, sino que fue después de Cirilo de Jerusalén, no por él, sino después de él fue que comenzaron a incluirse en las ediciones de la Septuaginta los apócrifos. El hermano Cirilo de Jerusalén, un hombre de Dios, como del siglo III y IV, él escribió una obra porque él estaba encargado de la enseñanza en Jerusalén; la obra se llama “Catequesis mistagógica”, o sea la enseñanza de los misterios; esto lo hacía Cirilo de Jerusalén; y cuando él enseñaba sobre el Canon de las Escrituras, él utilizaba la Septuaginta; y él mencionó cuales eran los libros que hacían parte del Canon, y lo hacía basándose en la Septuaginta. En ese tiempo no existía en la Septuaginta la inclusión de los apócrifos; los apócrifos fueron incluidos en la Septuaginta después; y hoy, cuando tú consigues la Septuaginta, los tienen, pero no los tenía en el tiempo de Cirilo de Jerusalén; fueron agregados después; fue el Concilio de Trento, de la época de la Contra-Reforma, el que obligó a los católicos a incluir los apócrifos en la Biblia; pero la Biblia que tenía el Señor Jesucristo, y la Biblia que usaban los apóstoles, que mayormente era la Septuaginta, no incluía esos libros apócrifos.

Entonces, hermanos, ahí nos damos cuenta de que existe una hermenéutica propia interna de la Biblia y una interpretación de Jesucristo consecuente con ella. Primero la Biblia fue confiada a Israel, y la exposición la hizo el Señor Jesús resucitado, y el Espíritu de Cristo antes de la encarnación y la resurrección, era el que operaba en los profetas; y después de la encarnación y la resurrección fue Él quien interpretó lo que Él mismo enseñaba por los profetas; y esto fue lo que los apóstoles aprendieron, y esto es lo que ellos escribieron; y por eso es que Pablo dice que no tengamos otro modo de pensar, ni por espíritu, ni por carta como si fuera de ellos, ni pensar las cosas de manera diferente a como ellos las enseñaron; además Pablo no enseñaba sólo las cosas él. Por ejemplo, en 1ª a los Tesalonicenses capítulo 4 dice: "Os decimos esto", y lo dice en plural, y dentro de la comunión apostólica, "Os decimos esto en palabra del Señor"; o sea que no estaban ellos diciendo palabras propias de ellos, sino transmitiendo las palabras del Señor que ellos habían guardado en la tradición de ellos, y que pasaban a escrito por primera vez en Tesalonicenses; porque es bien probable que los evangelistas escribieron después de las epístolas de Pablo; parece que Pablo escribió antes de los evangelistas; entonces ahí las palabras del Señor son las que Pablo dice: "Os decimos esto en palabra del Señor", como dice en Tesalonicenses, hablando justamente de la parusía y la resurrección, el arrebatamiento y esas cosas; más adelante se hablan también cosas parecidas, no solamente Pablo, sino también otros.

Entonces existe la hermenéutica del Señor Jesús, la manera como él interpretó Daniel; y ya vimos como en Mateo, y también complementado por Marcos, el Señor Jesús se refiere a Daniel; y cuando está hablando a su Iglesia a través de los apóstoles, a quienes les responde sus preguntas, Él apela para tener los ojos fijos en Sus palabras que Él habló por Daniel; y Él dice interpretando, escuchen esto: Jesús dice, ya interpretando: "Cuando viereis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar, el que lee, entienda..."; el Señor Jesucristo, con esas palabras que están en Mateo 24 y en Marcos 13, y que Lucas complementa en otras cosas que los otros no mencionaron, dice esas cosas de esa manera; y eso implica lo siguiente: Primero, el Señor Jesucristo cree en el profeta Daniel, como Pedro creía en el profeta Daniel, y enseña Pedro, basado en la enseñanza de Jesucristo, que el Espíritu de Cristo estaba en Daniel, y fue el que dirigió, el que inspiró las profecías de Daniel, y ahora las interpreta; en el Antiguo Testamento era el Espíritu de Cristo obrando en Daniel; y luego, cuando comienza el Nuevo Testamento, es Él mismo interpretando Daniel desde la resurrección, incluso antes de Pentecostés; y luego continúa el Espíritu Santo haciendo lo mismo. Y allí les dijo el Señor Jesús, según Mateo 24: "Cuando vieres...... lo que habló el profeta Daniel..."; o sea que Jesús creía en la profecía de Daniel, que venía de parte de Dios, inspirada por Dios, y por medio del profeta Daniel; no es lo mismo que piensan algunos intérpretes; no es lo mismo que enseñan algunos comentarios; incluso hay comentaristas que podríamos llamar “conservadores”, por ejemplo, nuestro querido, muy querido hermano F. F. Bruce, que en otras cosas yo lo considero muy útil de leer, sin embargo, la espinita que encontré en F. F. Bruce, en su libro “El Canon de las Sagradas Escrituras”, es que él no cree lo mismo que Jesucristo acerca del libro de Daniel. Porque en el libro de Daniel las profecías son tan evidentes, y las cosas que se cumplieron tipológicamente en el tiempo de Antíoco Epífanes son tan claras, que algunas personas no han podido creer que hayan sido profetizadas; y de los primeros que expresaron esa incredulidad uno fue un pagano; y ahora muchas personas intérpretes de la Biblia tienen la mentalidad de Porfirio el pagano, y no la de Jesucristo el Mesías al respecto de Daniel. Porfirio fue un filósofo neoplatónico que leyó a Daniel; y cuando vio cómo se asemejaban algunas de las cosas que profetizaba Daniel, como dice el Texto, desde los tiempos de Nabucodonosor, y de Belsasar, y de Ciro, cuando él profetizó, pero se habían cumplido de manera tan exacta, aunque parcialmente, en los tiempos de Antíoco Epifanes, Porfirio no pudo creer que eso realmente lo dio el Espíritu Santo a Daniel, porque está hablando tan claro del futuro, y las cosas en el futuro se cumplieron; entonces Porfirio especuló que eso seguramente alguien lo escribió después de los acontecimientos, después de la fecha de Antioco Epifanes, en forma de profecía; pero que esos eran escritos post- eventum, o sea, escritos después de que acontecieron las cosas, y ahora dizque en forma de profecía vienen a contar las cosas. Y lo mismo hoy en día, personas que comienzan a leer a Isaías, y llegan al capítulo donde menciona por nombre propio a Ciro, dicen: -pero ¿cómo? si cuando vivió Isaías todavía no había nacido Ciro; que entonces ese libro no lo escribió Isaías, sino un deutero-Isaías; y de ahí viene esa teoría del deutero o segundo; y después sacaron un trito o tercero; y ojalá no saquen otro cuarto. Ya han sacado tres Isaías, pero la Biblia menciona a un solo Isaías, con un mismo lenguaje y un mismo estilo; pero ellos no lo piensan así, porque no creen que Dios pueda saber que iba a existir un Ciro, que iba a acontecer algo en el futuro. Entonces ¿qué clase de Dios sería un dios que no es omnisciente? ¿un dios que no conoce el futuro?



En el siglo XX, varios años antes de la segunda guerra mundial, el hermano Branham profetizó con nombre propio la venida de Hitler; él dijo: - Un austriaco de nombre Adolfo Hitler conducirá al mundo entero a una segunda guerra mundial-. ¿Y acaso no lo puede saber Dios? ¿Es que acaso Dios no es capaz de saber todo? Claro, nosotros no sabemos ni lo que soñamos; casi siempre se nos olvidan, como a Nabucodonosor, los sueños; pero Dios conoce hasta los sueños que se le olvidaron a Nabucodonosor; y se lo recordaba; Dios conoce todo porque es Dios; ¿cómo Dios no va a poder profetizar, como profetizó con nombre propio de Josías, que iba a venir Josías, y que iba a quemar los huesos de los sacerdotes en aquel altar? Y le puso el nombre de antemano, y le puso el nombre también a Ciro; Dios se sabía el nombre y los acontecimientos; y hemos visto hoy: ¿Acaso ésta Biblia fue escrita después de lo que está pasando hoy? Pero las cosas que están pasando hoy están en la Biblia desde tiempos atrás, y existen manuscritos antiquísimos, y en esos mismos manuscritos están escritas las cosas que hoy en el siglo XXI estamos viendo; porque Dios es Dios, Dios sí puede profetizar; y ese era el desafío que Dios le hacía a los falsos dioses; les decía: -díganles sus dioses qué es lo que ha de acontecer, y qué es lo que había en el principio; Yo fui el Primero, dice Dios, que enseñó estas cosas a Sion; las cosas del principio, y las cosas del futuro, porque Él es el mismo ayer, hoy y por siempre. De Cristo hay una expresión que se dice de Él: "El es la Raíz de Isaí, y de David"; no sólo el Linaje; por eso Jesús le preguntaba a ellos: ¿Cómo es que el Cristo es hijo de David, si David le está llamando Señor? Porque está escrito en el Salmo: -Dijo el Señor a mi Señor; y si el Cristo es hijo de David, ¿cómo es que David está llamandolo “Señor” al Mesías? Porque Cristo se encarnó después del tiempo de David, pero el Espíritu de Cristo ya pre-existía antes, Su persona y Su Espíritu, y por lo tanto obraba ya a través de los profetas, como lo estamos leyendo en Pedro, y como aparecía obrando en los demás. Entonces el Señor ya había obrado desde la antigüedad, Dios ya obraba por Cristo y el Espíritu, ya obraba antes de la encarnación; y por eso se le llama la Raíz de David, porque Él, aunque después nació de la línea genealógica de David, ya Él era antes de David, y por eso es la Raíz; la raíz es la que sustenta al árbol, y no el árbol a la raíz; incluso, para honrar a David, honraron también a su papá, que se llamaba Isaí; y a Cristo lo llamaron la Raíz de Isaí, y la raíz de David. Entonces todo esto es necesario tenerlo en cuenta cuando vamos a interpretar por medio de Cristo, y teniendo en cuenta la mente de Cristo, no la mente racionalista, escéptica, cerrada de algunos teóricos de los siglos XVIII y XIX que han pasado, y tienen su fruto en el XX y en el XXI, en esas escuelas racionalistas, incrédulas, modernistas, y en algunos seminarios. Me decía el hermano Galo Narváez del Ecuador, profesor de exégesis, que allí todos los seminarios son modernistas, todos; o sea que interpretan según Porfirio, y no según Cristo; después a Porfirio lo siguieron los modernistas; pero si nosotros somos de Cristo, nosotros tenemos la mente de Cristo, y tenemos que interpretar según Cristo, y no según la interpretación modernista. Cristo creía que la profecía de Daniel era una profecía inspirada por Dios, y que iba a tener un cumplimiento futuro, posterior al tiempo de Antíoco Epífanes.

Ciertamente en el tiempo de Antíoco Epifanes tipológicamente algunas cosas fueron cumplidas, pero el Señor Jesús, cuando se refirió a esas cosas que ya se habían cumplido tipológicamente en el tiempo de Antíoco Epifanes, el Señor las consideró otra vez para el futuro, como ya aquí nos hemos detenido en esto. Entonces existe un cumplimiento tipológico, y un cumplimiento final; y eso proviene de la mente de Cristo; es Cristo el que colocó para el futuro, y no reservó sólo para el pasado, sino que dejó abierta la puerta para el cumplimiento futuro, las profecías de Daniel, más allá de lo que ya se hubiera cumplido tipológicamente en el tiempo de Antíoco Epifanes; Cristo dijo: "Cuando viereis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel"; o sea que aquí estamos viendo que hay una hermenéutica de Cristo, de la mente de Cristo.



Vamos por partes; primero estamos viendo que Cristo es el mismo ayer, hoy y por siempre, que Él es inmutable, que Él pre-existía, y que Su Espíritu operó por los profetas; luego, resucitado, Él enseñó lo que dicen los profetas; y los apóstoles aprendieron Su enseñanza, y El les envió el Espíritu Santo para que no se les olvidara, y les recordara todo lo que Él había dicho, y los guiara a toda verdad; y oró también por todos nosotros que habríamos de creer en Él por la palabra apostólica; también cosas reservó para ser mejor entendidas en los tiempos de fin, especialmente, por ejemplo, las cosas que Él dijo precisamente que serían entendidas en el fin; y por eso es que necesitamos conocer la mente de Cristo, y la hermenéutica de Cristo, que habla de lo futuro, y no sólo lo historicista, en cuanto a las profecías, y específicamente las que en este tiempo hemos estado considerando de Daniel.



Cuando aquí comenzamos a estudiar el capítulo 8 de Daniel, hicimos una introducción, de la que hoy voy a repetir alguna cosita brevemente para ensamblar con lo que sigue, y para honrar a los que aún no tuvieron la oportunidad de cosiderar lo anterior; y luego vamos a avanzar un poquito más sobre tales hombros. Les pedí a los hermanos que recordáramos lo que dice Eclesiastés; y hoy quisiera pasar complementando a Eclesiastés con otros pasajes; ojalá ustedes me toleren hoy por lo menos media hora más. Vamos al libro de Eclesiastés, capítulos 1 y 3; ya estudiamos esto, cuando vimos la introducción al capítulo 8 de Daniel, pero no estaban todos, y además es necesaria esta base para profundizar progresívamente en otros pasajes en los que todavía no hemos entrado.

¿Saben cuál es el título de este mensaje de hoy? “Seminit”; es una palabra bíblica, que está en su Biblia dos veces: Seminit, ese es el título; pero apenas estamos en la introducción; ese es mensaje de hoy; ojalá haya solo Seminit y punto, no Seminit 1, Seminit 2, etc. Vamos a ver que nos concede el Señor en esta media hora de tiempo; pero Eclesiastés nos habla principios hermenéuticos. Les decía que Dios no inspiró la Biblia solamente para los alemanes del siglo XIX; es decir, para los racionalistas escépticos de las escuelas de Wellhausen y aquellos; Dios inspiró la Biblia para toda la humanidad, la dio a Israel, como estamos recordando en Romanos 3, que dice que el Antiguo Testamento fue confiado a Israel; también el Nuevo Testamento fue confiado a las iglesias, a las iglesias que están en Asia, a la iglesia en Colosas, a la de los Romanos, a las iglesias de Galacia, etc. Al cuerpo de Cristo fue confiado el Nuevo Testamento, como el Antiguo fue confiado a Israel, ¿amén? Dios le confió eso fue a las iglesias, y va dirigido a todos los hombres; incluso, cuando Dios le confió el Antiguo Testamento a Israel, tenía en mira alcanzar todas las familias de la Tierra. Comenzó con Cristo el Nuevo, y con el Israel de los patriarcas; era necesario comenzar con Israel, pero no acabar con solo Israel; eso era sólo por un tiempo; el objetivo eran, como dije, todas las familias de la Tierra, todas las etnias de la Tierra. Entonces Dios estaba trabajando en función de toda la humanidad, cuando estaba trabajando con algunos patriarcas, y luego con el pueblo de los patriarcas, que era Israel; pero Dios no terminaba con Israel, Dios quiere alcanzar a todos, pero había que empezar con uno, y empezó con Abraham, y continuó con Isaac, y con Jacob, y con sus doce hijos, y sus doce tribus, y luego trabajó mucho con Israel hasta que llegara el Mesías; y el Mesías tenía que hacer un trabajo primero con las ovejas perdidas de la casa de Israel, sin entrar por camino de gentiles, pero luego tenía que ir también a traer las otras ovejas que no eran del redil de Israel; traerlas también, y al final en el Mesías uniría los dos rediles en un solo rebaño y un solo pastor; reinsertaría en el Mesías, por el Mesías, en el buen olivo, a Israel, en el futuro; Israel se convertirá como nación al Mesías, y sería insertada en el cuerpo de Cristo. Cuando hablo de la unión de la iglesia e Israel, no estoy judaizando a la Iglesia, sino cristianizando a Israel; lo que es diferente; pero está profetizada la reinserción de Israel por el Mesías en el buen olivo, en el cuerpo de Cristo. Cualquier judío que nace de nuevo está en el cuerpo de Cristo; y los que van a formar la nación de Israel mesiánica, por causa de recibir al Mesías, y al Espíritu, porque para ellos está profetizado manantial que purifica sus pecados; verán al que traspasaron, y lo recibirán, y llorarán por Él, el libertador que borrará sus rebeliones; y también está profetizado el Espíritu Santo para ellos, un derramamiento del Espíritu Santo. "Derramaré mi Espíritu, y derramaré sobre vosotros agua limpia", dice el Señor en los profetas; eso está profetizado de Israel; y nosotros estamos en los tiempos finales, y debemos conocer esto, para no ser arrogantes en cuanto a nosotros mismos; para eso se escribió Romanos 11, para que estemos preparados a la unión de los dos rediles en un rebaño y un pastor, que es el Mesías, que es Jesucristo; esto tenemos que conocerlo para que Dios pueda seguir haciendo lo que está haciendo; todo lo que tenemos que estudiar y ver es para poder acompañar al Espíritu de Dios en Su trabajo, que nunca lo hace fuera de la Escritura, sino que nos abre la Escritura.



Existe una interpretación de la mente de Cristo acerca de la Escritura, que es la del Espíritu Santo dada a la iglesia, y que no es una interpretación solamente de una etnia, o de una época; y por lo tanto, Dios tiene en cuenta todas las maneras de ser de todas las tribus; y a veces, si nosotros no entendemos eso de que la Biblia no es solamente un libro occidental, aunque está en el rescoldo de la llamada civilización occidental, pero la Biblia es también un libro oriental, y tiene también en cuenta el estilo de la mentalidad de los orientales, y no sólo de los occidentales; así como nuestro cerebro tiene dos lóbulos, y cada lóbulo se encarga de unas ciertas funciones; algunas de las funciones lógicas, matemáticas, están en un lóbulo; las artísticas, y sentimentales, y románticas, están en el otro lóbulo; así también Dios le dio a los seres humanos unas capacidades que El tiene en cuenta, y que algunos pueblos han desarrollado unas, y otros pueblos han desarrollado otras. Como nosotros hemos nacido en el occidente, y hemos heredado una tradición iluminista, modernista, tenemos una mentalidad racionalista, y a veces no comprendemos ciertas cosas de la mente oriental; pero en la Biblia Dios utiliza también la mente oriental de los profetas; cosas que aquí en occidente nosotros no las entendemos.

Voy a darles de nuevo unos ejemplos que ya había mencionado en otras ocasiones, para confirmar y aclarar. Vamos a Jeremías capítulo 1; fíjense en como le habla Dios a Jeremías; uno diría: -¡que manera tan rara de hablar Dios!- Claro, para nosotros es rara, pero en esa época cuando él vivía, y en el ambiente donde él vivía, era normal; y acuérdense de que Dios no es solamente Dios de los colombianos, o de los alemanes, sino también de los asiáticos, de los israelitas, de los pigmeos y de los vikingos; entonces Él tiene en cuenta todo; y si nosotros no ampliamos nuestra visión, nos vamos a quedar sin entender algunas cosas, y no vamos a aprovechar las herramientas hermenéuticas de la mente de Cristo, y no vamos a captar todo lo que El tiene que decirnos, y vamos a quedar nublados; nosotros mismos nos vamos a perder de algo. Entonces fíjense en el llamamiento de Jeremías, capítulo 1, versículos 11 y 12: “La palabra fe Yahveh vino a mi, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías?” Primeramente Dios cuenta con las percepciones de Jeremías, con la integridad de Jeremías; tiene en cuenta a la persona real de Jeremías, y le pregunta qué ve él. Entonces le contesta Jeremías: “Veo una vara de almendro. Y me dijo Yahveh: Bien has visto (o sea que aprobó lo que había entendido Jeremías, lo aprobó, no vio mal; pero ahora Dios le añade algo, y miren lo que dice: “Bien has visto, porque Yo apresuro mi palabra para ponerla por obra”. ¡Qué cosa misteriosa para la mente occidental esta profecía! Le muestra un almendro, y le dice: has visto bien, porque Yo apresuro mi palabra; y uno dice: -pero ¿qué tiene que ver un almendro con que el Señor apresure Su palabra? Para nosotros, ¿qué tiene que ver un almendro con que el Señor apresure su palabra? Pero miren como Dios utiliza la analogía del sonido; entre los occidentales no es común, excepto entre los cómicos; pero entre los orientales es común la analogía del sonido. ¿Qué quiere decir analogía del sonido? Que como éste sonido se parece con éste otro, entonces éste despierta una asociación con el otro, se asocia con el otro en cierta relación; entonces ¿saben como se dice almendro en hebreo? Shaked; y ¿saben como se dice apresurar la obra? Shoked, casi de la misma manera. Cuando lo leemos traducido, nos preguntamos ¿qué están hablando? ¿Qué ves Jeremías? Un shoked; bien has visto porque Yo shaked mi palabra para ponerla por obra; ahora entendemos mejor, ¿se dan cuenta? porque shoked y apresurar suenan casi igual; pero ¿quién iba a pensar que Dios iba a utilizar el parecido de un sonido? Aquí los que usan estas analogías son los cómicos; dicen una cosa, y le dan un doble sentido, y hasta tres sentidos, y hasta groserías dicen; y eso sí se entiende bien aquí en occidente, y en Colombia especialmente, el doble sentido. Pero en la mentalidad oriental, cuando un sonido se parece con otro, aunque los conceptos son totalmente distintos, por el parecido del sonido Dios despierta una asociación, y el almendro se asocia con apresurar Su palabra, y el apresurar Su palabra se asocia con el almendro, porque los dos se pronuncian parecido: shoked, shaked; eso es bíblico, palabra inspirada por Dios, Dios utiliza eso; la analogía del parecido del sonido es normal en oriente, no tanto en occidente.

Ahora los presagios. Ustedes pueden pensar que el hermano Gino se está volviendo como esotérico, hablando de presagios; pero no, los presagios también son usados en la Biblia. Una vez vino Saúl y se le prendió del manto a Samuel, y se le rasgó el manto; y esa rasgada del manto la tomó Samuel como un presagio inspirado por Dios; y le dijo a Saul: -así ha rasgado Dios tu reino-; O sea que ese acontecimiento era un presagio, y Dios le estaba hablando con eso al profeta Samuel, a Saul y a nosotros; el profeta Samuel entendió que cuando se prendió Saul de su manto y se le rasgó, era señal de que Dios había rasgado el reino de Saúl, y se lo iba a dar a David; la mentalidad de Samuel la usó Dios; no estaba equivocado Samuel; era verdad; y Dios utilizó ese presagio; no podemos acusar a Dios de esotérico, ni a Samuel, ni a David; pero es la misma Biblia la que presenta ese caso; y hay muchos otros casos de analogías; eso es lo que se llama: pensamiento analógico.

A veces nosotros leemos de manera cuadriculada; dice por allá en Oseas: -De Egipto llamé a mi hijo-. Cuando tú lees en Oseas todo lo que viene hablando Oseas, esa frase "de Egipto llamé a mi hijo" se refiere a Israel que fue sacado de Egipto y llevado por el desierto hasta Canaán; pero luego viene el apóstol Mateo y cuenta cuando el Señor Jesucristo vino de Egipto cuando niño, y dice: "para que se cumpliese lo que está escrito: De Egipto llamé a mi hijo"; y ¿de dónde sacó Mateo esa profecía? De Oseas; pero Oseas estaba hablando de Israel venido de Egipto, pero Mateo está interpretando analógicamente que también se refiere a Jesucristo, pues así como Dios trajo de Egipto a Israel, que es Su primogénito, Su verdadero primogénito es Jesús; y como también vino de Egipto, lo cual providenció Dios mismo, entonces se asocia una cosa con la otra, ¿se dan cuenta? Esa es la mentalidad oriental. Y ahora entonces vamos a leer de nuevo Eclesiastés por causa de otros que no estaban, y también porque vale la pena repetirlo para completarlo, porque aquella vez pasada únicamente lo introdujimos sin completarlo.



Vamos a Eclesiastés, capítulo 1, hasta llegar a lo que significa el concepto de “Seminit”, que es un concepto bíblico; lo vamos a leer en sus Biblias; en algunas partes está traducido en otras versiones, pero en la versión de Reina y Valera no está traducido; se deja la palabra como es; y vamos a entrar en eso para poder captar mejor las profecías de la Biblia. Entonces vamos a pasar otra vez de nuevo por Eclesiastés, capítulo 1, versos 9 y 10; noten, esto lo escribe Salomón, que le había pedido a Dios que le diera sabiduría, y Dios le abrió los ojos a Salomón; yo sé que algunas personas piensan que no fue Salomón el que escribió, y así lo enseñaron, pero si ustedes quieren ver las razones por las cuales seguimos sosteniendo que fue Salomón quien escribió Eclesiastés, pueden encontrar en internet el trabajo: “Isagogia de Qohelet”; Qohelet es el nombre hebreo para Eclesiastés; entonces en algunos de los blogs está ese trabajo; “isagogia” quiere decir “introducción preliminar”, “prolégomenos”; "Isagogia de Qohelet", o sea, del Eclesiastés; entonces ahí están las razones por las cuales seguimos sosteniendo, a pesar de que otros no, que este libro lo escribió Salomón; pero vamos a dejar eso por ahora para una lectura privada a quien eso le interese. Pueden verlo en http://isagogia.blogspot.com




Dice Salomón en el capítulo 1 verso 1 de Eclesiastés; ¿Por qué Salomón? porque él es el hijo de David rey sobre Israel en Jerusalén que escribió, según el propio Texto inspirado. Pero los que no creen, interpretan de otra manera, por no dejarle decir a la Biblia lo que ella dice. A Salomón Dios le dio la sabiduría que él pidió; y empezó a ver cosas, empezó a ser consciente, a tener la luz de la vida, porque la vida está asociada con la luz, así como la piedad está asociada con el conocimiento espiritual; por eso en el primer capítulo del evangelio de Juan dice: "En Él estaba la luz de la vida, y la vida era la luz de los hombres"; entonces la vida está relacionada con la luz; cuando hay vida, hay luz, revelación; y cuando Pablo le escribe a Tito, él le dice: "...el conocimiento de la verdad que es según la piedad"; hay una relación entre la piedad y el conocimiento de la verdad; el Señor es el camino, la verdad y la vida; esas cosas están relacionadas; la vida con la luz y la verdad, ¿amén? Entonces aquí en Eclesiastés 1:9-10 dice Salomón, según la sabiduría que Dios le dio; él se dio cuenta de esto, lo captó, Dios le abrió los ojos por gracia; además, Salomón, como hijo de David, es una figura de Cristo; y Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, que es también de lo que Daniel se dio cuenta; Daniel, en el capítulo 2, cuando vio que Dios supo ese sueño, y le mostró su soberana mano sobre la historia, el poder de Dios, y se lo reveló, se lo hizo entender, le hizo entender el punto de vista de Dios, el punto de vista que Dios tiene de la historia, Su gobierno de la historia, y se lo mostró a Daniel, entonces, cuando Daniel dice, y nosotros lo captamos: “Sea bendito el nombre de Dios de eternidad a eternidad, porque de Él es la sabiduría y el poder”, esas dos cosas van juntas; la sabiduría y el poder de Dios son Cristo; 1ª a los Corintios 1:24; de Él es la sabiduría y el poder; y ¿a qué se refiere Daniel cuando habla de eso? A lo que Dios le mostró; el Espíritu de Cristo en Daniel le mostró el gobierno divino sobre la historia, porque eso es también un aspecto de Cristo, también Éste es Cristo, Cristo es el soberano de los reyes de la tierra, Cristo es el que estaba hablando en Daniel, era la sabiduría y el poder de Dios, que es Cristo; Daniel resume eso antes de empezar a contar el sueño de Nabucodonosor e interpretarlo; y luego, a las demás visiones que tuvo, ya se anticipó diciendo: "De Dios son la sabiduría y el poder, Él pone reyes y quita reyes, da sabiduría a los sabios"; o sea, Daniel estaba relacionado con Cristo, Cristo estaba operando en Daniel, y Daniel estaba viendo la mano de Dios que es Cristo, Él hablaba de Cristo, de Sus sufrimientos y Su gloria, ¿amén? Entonces así es que debemos estudiar a Daniel.



Dice en Eclesiastés, por Salomón, hijo de David, figura de Cristo, capítulo 1, verso 9: “¿Qué es lo que fue?” Cosas del pasado, que ya pasaron, eso es del pasado, y parece que ya no tiene nada que ver con nosotros; eso decimos los ciegos; pero ¿qué dice la sabiduría de Dios, que es Cristo, que se personifica con Salomón? Cuando Salomón escribe: “Yo, la sabiduría, habito con la prudencia”, y empieza Cristo a hablar a través de Salomón, ahora sigue hablando aquí también cuando dice: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será”; ¡ah! con razón es que dice Apocalipsis que la bestia era y no es y será; esos versículos de Apocalipsis no se entenderían sin este principio del avance cíclico del cumplimiento. Acordémonos de que en la casa de Dios la escalera no era recta, sino en caracol; o sea que se pasaba por una experiencia como una prueba, y luego se repetía la prueba, a ver si se había aprendido la lección; y si no se había aprendido, se repite, y vuelve y juega, y vuelve y juega, hasta siete veces, para que en la octava se cumpla definitivamente. Por ejemplo, ese versículo: "Siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse" (Prov.24:16a); ¿se dan cuenta? Entonces ya vamos llegando a “Seminit”.

Vamos a ver qué quiere decir “Seminit”; ya vamos llegando poco a poco; hoy me van a tolerar el tiempo. “Qué es lo que fue? Lo mismo que será; ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido”; entonces noten como Dios hace que las cosas antiguas se repitan; por eso, si uno no tiene en cuenta la historia, la repite, especialmente los errores, repite la parte mala. Si aprendemos de la historia, aprendemos lo bueno; pero si no aprendemos de la historia, repetimos lo malo.


Miren eso: ¿Qué es lo que ha de ser? Lo que ya fue en el pasado, va a repetirse en el futuro; por eso la Escritura dice: "Y estas cosas les acontecieron...; y no solamente les acontecieron, sino que "...les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos..." ¿A quién? A Gino, a Marlene, a Clarita, a Rosmary, para nosotros, a cada uno de nosotros, "...para los que han alcanzado los fines de los siglos". ¿Para quiénes sucedieron las cosas del pasado como ejemplo? Las cosas no solamente sucedieron, sino que sucedieron como ejemplo, para amonestarnos a nosotros, los que hemos alcanzado los fines de los siglos; para que al leer lo anterior, entendamos lo presente; pero nosotros siempre estamos mirando lo que era antes, y estamos esperando lo que va a pasar en el futuro, pero no entendemos lo que está pasando ahora; pero las cosas que sucedieron, sucedieron para nuestra enseñanza, y están escritas para amonestarnos a nosotros, y acontecieron como ejemplo.



Vamos ahora al capítulo 3 versículos 14 y 15 del Eclesiastés; dice así: “He entendido”; ¡Aleluya! Por fin. Pasamos del capítulo 1 al 3, versos 14 y 15, que son otros dos testigos que hablan lo mismo que los dos primeros; primero hablaron dos, y ahora hablan otros dos, porque el Señor dice: "En boca de dos o tres testigos conste toda la palabra; y aquí van ya cuatro versículos, con los que vamos a leer ahora; entonces el 3:14-15 dice: “He entendido”, ¡Aleluya! Dios le dio la sabiduría a Salomón que él pidió, y por eso él entendió; y ¿qué fue lo que él entendió? El entendió la historia, vio la mano de Dios gobernando la historia. Miren lo que entendió Salomón: “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo”; por eso el movimiento en órbita, por eso la escalera en caracol de la casa de Dios; no es directa, es subiendo en caracol; las cosas repitiéndose y repitiéndose hasta que aprendamos; entonces dice aquí: “sobre aquello no se añadirá, ni de ello de disminuirá; y lo hace Dios...”; ¿por qué Dios hace las cosas así? ¿Por qué las hace de esa manera? De manera perpetua, así como que se repitan y se repitan hasta que se cumpla todo; dice: “para que delante de él temas los hombres”; o sea que los hombres se den cuenta de que Él es el que gobierna, Él tiene la historia en su mano.

Y no solamente Salomón se dio cuenta de esto; también un pagano llamado Plutarco; ya se los recordé una vez; también se dio cuenta de lo mismo; claro, ya después de que Salomón hacía tiempo se había muerto diez siglos antes; Plutarco vivió en el tiempo de los apóstoles, y él escribió una obra que se llama “Vidas paralelas”; es una obra de la literatura universal, y hasta ahora circula, está en casa, por si alguno quiere sacarle fotocopia; y ¿qué es lo que se dio cuenta Plutarco? De que a veces la historia de un personaje se repetía en otro personaje; y él agarra muchos personales de la historia: fulano con sutano, mengano con zugano; por ejemplo, tomó a Alejandro Magno y comparó; miren, la vida de Alejandro Magno fue así, y contó como fue la vida de Alejandro Magno, y cómo joven llegó a formar un imperio, y a gobernar, y viajaba, iba y venía, y conbquistaba y todo eso. Después tomó la vida de Julio César, como Julio Cesar fundó el imperio romano, como Alejandro el imperio griego; fueron vidas paralelas, ésta se parecía con la otra. Cuando vio como fue el avance de la vida de Alejandro parecidísimo con el de Julio Cesar, pudo darse cuenta de que lo que había sucedido en el tiempo de Alejandro volvió a suceder en el tiempo de Julio César. Y no solamente toma el ejemplo de Alejandro y Julio César, sino el de muchos otros; él toma muchas parejas de vidas paralelas; de eso se dio cuenta también Plutarco.

Pero, hermanos, esto no se lo inventó Plutarco; antes de Plutarco la Biblia ya mostraba eso. Por ejemplo, viene José, cuyo nombre en hebreo es parecido al nombre de Jesús, y es vendido por casi 30 piezas de plata por sus hermanos, y lo meten a la cisterna, y de la cisterna pasa a la diestra de faraón, y se casa con Aseneth, una mujer gentil, y después se revela a sus hermanos en una posición de reino, y los hace partícipes de su reino. Y el Señor Jesús fue vendido por 30 piezas de plata, también lo crucificaron, murió y descendió al Seol, pero no se quedó en el Seol, sino que salió y se sentó a la diestra del que gobierna sobre el propio faraón, a la diestra del propio Dios, y se casó con la iglesia tomada de entre los gentiles, pero ahora al final del tiempo se va a revelar a Israel, a su Benjamín; y justamente el premier de Israel se llama Benjamín; se va a revelar a ellos al final, se va a revelar a los judíos al final.

Ahí tenemos a Abraham, el cual tiene una simiente, la simiente de Abraham; y esa simiente de Abraham llamado Isaac; los musulmanes le llaman a Jesús: Isa; viene cargando la leña, subiendo por el monte Moriah, donde hicieron justamente aquellas esplanadas de las mezquitas allá, e iba a morir en el monte Moriah, pero en vez de morir, vuelve vivito otra vez, como el Señor Jesús; por el mismo lugar donde iba Isaac cargando la leña, iba Jesús cargando la cruz; luego lo mataron, pero volvió otra vez, y ahora está vivo, ¿se dan cuenta?

Inclusive David, porque al Mesías se le llama David, porque el Mesías estaba en David, en la parte de la naturaleza humana. Pero no solamente con el Mesías, Pablo tenía esa mentalidad que no era alemana, y Dios puso a Pablo justo en Tarso de Cilicia, donde había la influencia oriental y occidental, ¿se dan cuenta? Y Pablo se ponía a leer a Adán y Eva, y de pronto se da cuenta de que Adán es figura de Cristo; mentalidad analógica; y que a Adán lo pusieron a dormir, le abrieron el costado y le sacaron una costilla para hacerle una Eva; y así a Cristo en la cruz le abrieron el costado con la lanza, y salió sangre y agua para tener la Iglesia; y Cristo fue llamado el postrer Adán, y Eva es figura de la iglesia. En 1ª a los Corintios, Cristo; en 2ª a los Corintios, Eva, la iglesia; vidas paralelas.



Si usted se pone a leer la vida de Sara, de Agar, de Ismael y de Isaac, nosotros decimos: ¡ah sí! Cuando yo leía esas historias al principio, decía: es una historia del pasado, no tiene nada que ver conmigo; ¿que no tiene nada que ver conmigo? Mucho tiene que ver conmigo, porque Agar corresponde y representa al Antiguo Pacto, Sara al Nuevo Pacto; Ismael, nacido según la carne; Isaac, nacido según la promesa y por la mano del Espíritu; y nuestra transformación está tipificada en la transformación de Abraham y Sara; la viejecita Sara, de noventa años, se volvió una jovencita tal, que el rey Abimelec se enamoró de ella, de la viejecita de 90 años; que entonces tuvo a Isaac de Abraham; o sea que vamos a ser rejuvenecidos; estos pelitos que se han caído, volverán, y ni uno se perderá; ¿la prueba? ¡Sarita! ¿amén, hermanos?

Por el lado bueno podemos añadir a Elías y Juan el Bautista; Elías vestido como después Juan el Bautista, comiendo como comería Juan el Bautista, en el mismo espíritu, con el mismo espíritu; Elías reprendiendo a Jezabel, y a Acab; Juan el Bautista a Herodías, y a Herodes; igualitos, vidas paralelas. Eso no fue un invento de Plutarco; eso está en la Biblia; lo que hizo Plutarco fue darse un poquito de cuenta de que las cosas son así, y así son.



Ahora tenemos a Ahitofel y a Judas iscariote; Ahitofel traicionando a David, el hombre que comía en su mesa, de su pan comía, pero levantó contra David su calcañar; eso que dijo David de Ahitofel, realmente lo dijo el Espíritu Santo de Judas iscariote.

Y cuando está profetizando Isaías, él está hablando del rey de Babilonia, pero detrás del rey de Babilonia está el diablo, está Lucero; y Dios le habla al rey de Babilonia, y al mismo tiempo le habla al diablo.

Y luego Ezequiel hace lo mismo: él le habla al rey de Tiro, y al mismo tiempo le habla al querubín caído que está detrás; eso lo capta más la mente oriental que la mente occidental.

Si no tenemos en cuenta estas cosas, no vamos a entender porqué la profecía que se narra en Daniel, y se cumple tipológicamente en Antíoco Epifanes, se cumple también en el anticristo; porque así como José, Isaac, David, son figura de Cristo, como Adán, y Eva de la iglesia, y Sara también del Nuevo Pacto, etc., y Elías de Juan el Bautista, y Ahitofel de Judas iscariote, así también Antioco Epifanes es como una especie de vida paralela con el anticristo. Entonces el Señor no necesita sino hablar una sola vez ciertas cosas, pero cuando habla una vez, está hablando para varios planos; entendamos eso, que cuando el Señor habla de Antíoco Epifanes, está hablando también del anticristo; entendamos que lo que se va a cumplir de manera final y definitiva con el anticristo, ya fue antes típicamente; por eso sigue diciendo Eclesiastés así en el verso 15: “Aquello que fue, ya es, y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”. La mano de Dios es la que dirige todo esto; Dios es el Señor de la historia; aquello que fue en el tiempo anterior, ya es. Miren, así como pasó en ese tiempo, está pasando ahora; entonces Dios no tiene que ponerse a contarle la historia varias veces; Dios dice una vez: A Jerusalén le va a pasar esto; y le pasa una, y otra, y otra, y otra, y otra vez, de similar manera; y ese es el concepto que en la Biblia se le llama “Seminit”. Y noten el parecido fonético entre similar y seminit.

Vamos después a entrar en esto, pero primero había que verlo acá. Entonces, cuanto tú te pones a leer la profecía de Daniel 8, y luego las profecías de Daniel 10 al 12, tú te das cuenta de que va llegando un punto en que se está refiriendo primariamente a Antíoco Epifanes por una parte, y que se cumplió literalmente aunque en forma parcial con Antíoco Epifanes; pero vino el arcángel Gabriel y dijo: Daniel, ésto es para el tiempo del fin, no solo para el tiempo de Antíoco Epifanes; pero se cumplió en el tiempo de Grecia, y Grecia era antes de Roma; entonces por eso dice en Apocalipsis 17: "la bestia era, pero no es, y será". Entonces, si tú comprendes que hay un cumplimiento cíclico, repetido, tipológico, antes del final, comprenderás la profecía; pero si tú no entiendes eso, tú lees y te quedas como los comentaristas modernistas, diciendo: bueno, eso se refería a Antíoco Epifanes y punto, y quizá tenía razón Porfirio cuando dijo que esto fue escrito después de la vida de Antíoco Epifanes y dijeron que era profecía, pero esa es una historia. Eso es lo que dicen los modernistas de hoy; inclusive nuestro querídisimo hermano F.F Bruce no pudo superar parte de ese problema, y dice que Daniel se escribió después de Antíoco Epifanes, porque les fue tan difícil creer que algo tan exacto Dios lo pueda profetizar; ¿pero Dios acaso no puede profetizar? Y no sólo una vez se ha cumplido, sino varias veces tipológicas rumbo hacia el final.



Vamos ahora sí, con esta base, a concretar “Seminit”. ¿Dónde está eso escrito? En la Biblia. Vamos al Salmo 12. Ustedes saben que arribita de los Salmos aparecen muchas palabritas; y algunos, como las tienen en ciertas ediciones con letra chiquitita, ni las leen, y piensan que no son parte del Texto sagrado. Cuando tú vas al original hebreo, estas letras que aquí están chiquititas, en el hebreo están incluidas dentro del Texto hebraico inspirado, igual de grande a las demás. En eso que usted ve ahí, usted va a encontrar una serie de palabras: Neginot, nehilot, sigaion, sigionot, mahalat, y otras más que aparecen en esos titulitos; y por ahí entre los versos, y a veces al final, dice: selah; y otra vez selah; y de pronto, al inicio, dice: Seminit; hay dos lugares donde aparece Seminit; y uno de esos dos lugares es éste, en el capítulo 12 de los salmos, como también en el 6.

El Salmo 12 empieza así: "Al músico principal". Así empieza el Salmo 12; pero algunos, al leer, empiezan el Salmo 12 así: “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos;”. No, así no empieza el Salmo 12; el Salmo 12 empieza así: “Al músico principal, sobre Seminit. Salmo de David”.

Ahora, acuérdense de una cosa.


Vamos a 1º de Crónicas capítulo 25, para entender eso del músico principal un poquito; 1º de Crónicas, capítulo 25; vamos a leer los primeros versos para entender Seminit, y también los otros; hoy nos detenemos en Seminit; ese es el título del menaje de hoy: Seminit, porque todo hasta aquí era una introducción: “Asimismo David y los jefes del ejército”, noten: David, que es figura de Cristo, y los jefes del ejército “apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún..."; (ahora noten:) "para que profetizasen con arpas,..."; (no sólo para tocar con arpas), ...salterios y címbalos; y el número de ellos, hombres idóneos para la obra de su ministerio, fue: De los hijos...” tal, tal, y llegamos al 2: “De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, el cual profetizaba bajo las órdenes del rey” . ¡Que frase inspirada por el Espíritu Santo tan misteriosa! Que Asaf profetizaba bajo las órdenes del rey; aún la profecía está bajo autoridad; misterioso esto, ¿verdad? Luego dice: “De los hijos de Jedutún: Gedalías, Zeri, Jesaías, Hasabías, Matatías y Simei; seis, bajo la dirección de su padre Jedutún, el cual profetizaba con arpa”. Noten, estos Salmos eran profecía. Al músico principal; le daban la letra inspirada por Dios para que la cantara inspiradamente; ese músico principal era Asaf, o era Hemán Ezraita, o era Jedutún, según el turno; ellos tenían veinticuatro turnos, como los sacerdotes; esos eran el músico principal: o Asaf, o Hemán Ezraíta o Jedutún, según su turno.



Pasemos ahora a 2º de Crónicas, y vamos al tiempo de Ezequías, en los capítulos 29 y 30; entonces noten en el 2º libro de Crónicas, lo que vamos a leer desde el versículo 25 y siguientes: “Puso también levitas..." (esto fue Ezequías) "...en la casa de Yahveh con címbalos, salterios y arpas, conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel mandamiento procedía de Yahveh por medio de sus profetas. Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas. Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Yahveh, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel. Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el holocausto. Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y adoraron. Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Yahveh con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron”. En el tiempo de Ezequías tenían coleccionadas las palabras de David, de Asaf, Proverbios de Salomón (Prov.25:1) y otros; por eso, cuando tú vas a los Salmos, ves el libro I de los Salmos, donde la mayoría son Salmos de David; y en el libro II de los Salmos la mayoría son palabras de Asaf, porque ellos profetizaban; éstos Salmos eran profecía.



Cuando tú lees entonces el Salmo 12, dice aquí: “Al músico principal”; esa es toda una profecía; esto no es solamente un detalle técnico, ¿se dan cuenta? Y miren lo que dice: “sobre Seminit”. ¿Qué quiere decir Seminit? Seminit significa simplemente “octava”, una octava; aquí los que son músicos entienden lo que es una octava; Dios, en la naturaleza, hizo las cosas en siete; fíjense: son siete los días de la semana, siete los años de los septenarios, o semanas de años hasta el año séptimo de remisión; los años inclusive del año solar y del año lunar se empatan en el séptimo año, cuando los días que le sobraban al año solar sobre el lunar, se juntan y forman otro mes completo en el séptimo año, para que el séptimo año no sea como todos los demás años, sino que tenga un mes adicional formado por los días que le faltaban al calendario lunar para empatar con el solar; empatan en el séptimo año con el mes completo adicional. Lo que sobró en un lado, se añade para formar el mes adicional para empatar de nuevo con el solar, haciéndo al año séptimo especial; el calendario bíblico y el cósmico dwel cielo están de acuerdo, y empiezan en el equinoccio; acaban de empezar ahora el 21 de marzo; el año nuevo verdadero de la Biblia y del cielo, del cosmos, no es un círculo sino una elíptica, porque si fuera un círculo no sabríamos en donde empieza ni donde termina; pero como es una elíptica, empieza en el equinoccio. Cuando vuelve al mismo equinoccio, es el segundo año, ¿se dan cuenta?

Entonces ahora dice aquí lo siguiente: Seminit: octava, ciclo de siete, así como siete días, otra vez en siete, la elíptica: el sol y la luna empatan si se le añade al séptimo año un mes, y el séptimo año queda como un año santo, sagrado, un año de remisión, con un mes adicional, que se le llama el segundo Adar, porque Adar es el mes doceavo, que va desde más o menos del 21 de febrero al 20 de marzo; ese es el Adar; pero el segundo Adar es el que se le añade al séptimo; Dios usa muchísimo el siete; los colores del arco iris son siete, las notas musicales son siete: do, re, mi, fa, sol, la, si, y otra vez do; Seminit, la octava, es el mismo do, pero en una nueva escala, como la escalera de caracol; eso es lo que quiere decir una escala, una octava, do (bajo), do (medio), do (alto), etc.; cumplimiento típico: un do; cumplimiento final: Seminit, octava, otra vez do, el mismo do, pero más allá. Eso es lo que quiere decir Seminit, se repite otra vez, y vuelve otra vez, y vuelve otra vez, hasta la octava; pasan siete notas para que la octava, el ocho de resurrección, que es otra vez el nuevo comienzo, sea el definitivo, ¿se dan cuenta? Pasa una cosa, y comienza la escalera, vuelve el caracol, vuelve y da vuelta, una y otra vez hasta llegar a Seminit, la octava, y empieza otra vez. Como en el domingo es la resurrección, empezó de nuevo; no sigue de una manera lineal, no; sino do (bajo), luego otro do (medio), y otro do (alto), y así; esa es la octava, “Seminit”; pero esto es en forma profética, porque el salmo es una profecía.

Miren en este Salmo 12, que es sobre Seminit, lo que dice el versículo 6: “Las palabras de Yahveh son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces”; miren lo que dice la palabra de Dios justamente sobre o en Seminit; sobre Seminit, porque Dios está usando inclusive la octava para enseñar; la palabra de Dios, que es el mismo Señor, es como plata, plata refinada siete veces. La palabra se pone en vasos de barro; los vasos de barro somos nosotros, es el pueblo del Señor; y la palabra del Señor es Cristo, que se va formando en el pueblo de Dios; pero da una primera vuelta, y todavía no se formó del todo; se da una segunda vuelta para ver, pero aún falta; y así sigue. Hay varios versículos que nos hablan de esa refinación. Veamos en Jeremías 9:7-11: "Por tanto, así ha dicho Yahvéh Sabaot: He aquí Yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo? Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas. ¿No los he de castigar por estas cosas? dice Yahvéh. De tal nación, ¿no se vengará mi alma? Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque (1) fueron desolados hasta no quedar quien pase, (2) ni oirse bramido de ganado; (3) desde las aves del cielo (4) hasta las bestias de la tierra huyeron y se fueron; (5)reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, (6) morada de chacales; (7) y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador. La octava, seminit, entonces es por fin el retorno, la restauración, la reinserción.

Pregunta Dios: ¿Qué más he de hacer Yo por la hija de mi pueblo? Voy a hacer esto con Jerusalén y con Judá: la voy a refinar, como dice el Salmo 12 en seminit, siete veces en horno de tierra. Y también dice allí Daniel: “Y Jerusalén será castigada”; y dice que será sitiada; y eso ocurrió (1) en el tiempo de Antíoco Epifanes: “do”, y se cumplió, y con los Macabeos se purificó un poquito; pero (2) luego otra vez se alió con Roma, y los Macabeos se volvieron los Asmoneos, y entonces le tocó al Señor otra vez, “re”, tratarlos con Pompeyo en el año 68 antes de Cristo; en el año 68 antes de Cristo vino otra vez la incursión, se tomaron otra vez Jerusalén, pero todavía el pueblo no está a punto; entonces (3) viene Tito, “mi”, y toma a Jerusalén en el año 70 después de Cristo, y van cautivos; los expulsan y ellos salen, pero todavía continúa la refinación; dice Dios: “¿Qué más he de hacer Yo por la hija de mi pueblo? vVy a refinarlo como a la plata, que es refinada en horno de barro; entonces (4) sigue la escalera de caracol para arriba, y llega el año 112, en el período de tiempo de Bar-Kobcha, quien dijo ser el Mesías, que hasta al propio Rabino Aquiba engañó. Ya Dios había dicho que iba a arrasar con Jerusalén; y ya lleva tres veces arrasada y todavía no está lista; entonces el emperador Adriano arrasó otra vez a Jerusalén, sacó a todos los judíos, no quedó ninguno, sembró de sal la ciudad, hasta el nombre de Jerusalén lo borró, "fa", y le puso a la ciudad el nombre de Elia Capitolina, ya no era más Jerusalén, y ni un judío había, sino que fue totalmente entregada a los gentiles; hasta la iglesia en Jerusalén era toda de gentiles y con obispos gentiles. ¡Ah! ya llevamos do, re, mi, fa; (5) Entonces ahora llega el tiempo de Mahoma, y los musulmanes se toman otra vez Jerusalén, y viene el Califa Omar, y ahí, nada menos que en la mismísima explanada del templo, construye la mezquita de Omar, como una especie de tipología de la abominación desoladora; y la planta en pleno lugar en cuyos alrededores había estado el templo. Do, re, mi, fa, "sol", y aún se está en pleno trabajo de refinación. (6) llega la nota "la", en plena época de las cruzadas; los cruzados se toman Jerusalén, pero no para los judíos, sino también contra ellos, a favor del papado; época de las cruzadas, con Godofredo de Bouillon, Ricardo Corazón de León, etc. (7) Pero tras los cruzados, y a partir de Saladino, nota "sí", queda de nuevo Jerusalén 400 años bajo el dominio turco de los Otomanos hasta el mismísimo siglo XX, cuando se llega a la era de los dos pies de la estatua que vio Nabucodonosor, y tras las guerras mundiales y el Protectorado Británico, los judíos retornan a su tierra, y el tiempo de restauracióin comienza. Octava, Seminit. Pero al mismo tiempo, el anticristo, según Apocalipsis 17 es el octavo, y es de entre los siete, y va a la perdición. La refinación termina con la gran tribulacióin y el retorno de Israel, no solo a su tierra, sino a su Mesías, y al derramamiento del Espíritu. Estamos en la misma hora del parto final: Seminit. Se está cumpliendo otra vez la profecía, pero hacia el mismo final definitivo, pues ya Israel está otra vez en su tierra. Durante la tipología, se estuvo refinando, refinando y refinando a Israel. Después de los 400 años de dominio Otomano, casi desde la época de la Reforma hasta el siglo XX, se llega al último Califa, cuando se acabó la pierna oriental de la estatua de Nabucodonosor, la pierna de hierro, la oriental,que era Turquía, el imperio otomano, y entonces los británicos sacan a los turcos y convierten la tierra en un protectorado y por fin deciden que a través de la ONU se le de un 18% a Israel y un 82% a los palestinos; pero los arabes no quieren el 82%, sino que quieren el 100%; no aceptan la existencia de Israel, y se vienen en su contra las naciones de alrededor, con 1´200.000 soldados para barrer del mapa los colonos; esto fue en 1948, la guerra de la fundación de Israel; pero ahora sí las cosas comenzaron a cambiar. Llegó la época del brasero de fuego entre leña; ahora ya sí se tomaron la tierra, ya llegó el inicio del nuevo toque del shofar, otra vez "do", que comenzó a sonar, pero ha de seguir cada vez más fuerte hasta el final. Entonces creo que ahora sí estamos en la generación final; ahora Israel está en su tierra.

En el año 1967 recuperaron Jerusalén, incluso recuperaron el monte Moriah, y recuperaron la explanada de las mezquitas, pero por temor a los musulmanes, devuelven la explanada a los Jordanos y estos la pasan a los palestinos. Dios está esperando por nosotros; Dios usa cualquier cosa; ellos, para no pelear con todos los musulmanes les devolvieron la explanada de las mezquitas, sin construir el templo. Antes de Israel volver a la tierra, no había ninguna nación palestina como tal allí, sino los turcos, los británicos, los jordanos. No es cierto que Israel le quitó la tierra a Palestina; quien estaba era Jordania después de los turcos; en ese tiempo nunca hubo una nación palestina como tal con estado; el rey de Jordania la dio a Arafat, cuando Israel se la había dado al rey de Jordania; y allí empezaron los palestinos a querer decir que ellos eran los dueños primigenios y que los otros debían desocupar; pero ese lenguaje de territorios ocupados no es bíblico; es antíbiblico; se trata de territorios recuperados, no ocupados; Israel no está en tierra ajena, sino que está en su propia tierra, que Dios se la dio, y está de nuevo ahí conforme a la profecía de largos años; ellos no están ocupando; no hay territorios ocupados de Israel, no hay asentamientos; lo que sí hay son edificaciones normales, como en cualquier barrio de Bogotá; ellos volvieron a su tierra, pero la gente no cuenta la historia desde el principio. Por eso es necesario conocer la historia desde el principio, y ver también como Dios confiaba en su trabajo durante la historia; y ahora es el principio de la octava, “seminit”. Como en "Era, no es y será, y es el octavo de entre los siete, el octavo", asimismo como en la tipología del anticristo el octavo será el final, así también, una vez que floreció Israel, la higuera, floreció también Europa, floreció Rusia, y florecieron los demás árboles, como decía la profecía; ahí estamos viendo el florecimiento. Israel entregó el monte Moriah, pero 40 años después, ahora los israelitas están queriendo construir el templo; y este año iban a comenzar a hacerlo públicamente, pero la propia Corte Suprema lo prohibió. Pero fíjense, hermanos, en el año 1967 se recuperó Jerusalem, aunque se devolvió la esplanada del templo; 40 años después, se llega a 2007; y en el año 2008, el día mismo día de la pascua, algunos judíos y algunos levitas y sacerdotes comenzaron otra vez a ofrecer sacrificios; y ya llevan 2años ofreciendo sacrificios; en 2008, en marzo, cuando comenzó el año nuevo, ahí lo ofrecieron; la filmación se la envié a algunos hermanos cuando esto sucedió; entonces eso va poniendo las bases para dar otros mensajes. Pero ahora sí voy a terminar por aquí; el "do" final es para el cumplimiento definitivo de la purificación de Israel.

El Señor le había dado a Israel 70 veces 7, porque el Señor dijo, cuando le preguntaron: Señor, ¿hasta cuántas veces debo perdonar a mi hermano? ¿Siete veces? No, respondió Jesús, sino hasta 70 veces 7. Dios había corregido 70 años a Israel en cautiverio en la época de Jeremías, pero ahora está Daniel diciendo ahí: Bueno, ya terminan los 70 años que profetizó Jeremías; ya es el tiempo, ya se van a acabar estos 70 años, ya estamos cerca. Entonces el Señor manda a Gabriel, quien entonces dijo: mira, Daniel, están determinados 490 años, o sea, 70 shabúas o semanas de años, septenarios, para tratar con Israel y con Jerusalén; 490 años es 70 veces 7; 70X7 es 490 años; ¿Qué va a hacer Dios en esos 490 años? Siete cosas va a hacer. Va a purificar, va a limpiar, etc.; siete cosas que están en Daniel 9. Esas cosas decidió Dios hacerlas, al recorrer todo el Seminit, toda la escala, toda la octava para terminar en la última semana. La primera parte con la restauración del sacrificio continuo y el templo; y la mitad de la semana con la quitada del sacrificio, y la profanación del templo, y el establecimiento de la abominación desoladora; entonces, hermanos, estamos más tarde de lo que pensamos.

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Gino Iafrancesco V., 16 de abril de 2010, Bogotá D.C., Colombia.

Transcripción de: Marlene Alzamora, revisada por el autor.

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