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RELACIÓN MIGRATORIA TUBALÍ-SINEA

 

Bosquejo histórico (3).-

RELACIÓN MIGRATORIA TUBALÍ-SINEA

La Tableta del Toledot Shem [Relaciones de Sem] dice inspiradamente: "B’ny Yefet: Gomer wMagog wMaday wYavan wTubal wMeshek wTyras" (Gn.10:2). Lo cual significa: "Hijos de Jafet: Gomer y Magog y Maday y Javán y Tubal y Mesek y Tiras". También dice inspiradamente: "wK’nahan yaled et-TSydon b’koro wet-Jet wet-haY’busy wet-haAmory wet-ha Girgashy wet-haJivy wet-ha Har’qy wet-haSyny wet-haArvady wet-TS’mary wet-haJamaty v’ajar nafotsu mishpjut haK’nahany" (Gn.10:15-18). Lo cual significa: "Y Canaán engendró a Sidón su primogénito y a Het y al Jebuseo y al Amorreo y al Gergeseo y al Heveo y al Araceo y al Sineo y al Arvadeo y al Zemareo y al Hamateo y después dispersáronse familias de los Cananeos".

Por su parte, el Libro de los Jubileos, de la época macabea, pero conteniendo tradiciones anteriores, nos informa: "Supo Cam que su padre había maldecido a su hijo menor y se ofendió con él, pues había maldecido a su hijo. Se separaron de su padre él y sus hijos: Cus, Mitsraim, Fut y Canaán, y se construyó una ciudad a la que dio el nombre de su mujer: Nahlatmehoc. Jafet, al verlo, tuvo celos de su hermano y construyó él también una ciudad a la que dio el nombre de su mujer: Adatnese. Pero Sem se quedó con su padre Noé, junto al cual construyó una ciudad en el monte, a la que dio asimismo el nombre de su mujer: Sedacatlebab. Estas tres ciudades estaban cerca del Monte Lubar: Sedacatlebab ante la falda oriental; Nahlatmehoc al sur, y Adatnese al oeste" (Jub.7:13-17). Al-Tabarí informa que Nahlatmehoc y Adatnese eran hijas de los antediluvianos Marub Ibn-Dermesil Mahuelita y Marazyl Ibn-Dermesil Mavielita respectivamente (Tab.202). El Monte Lubar es uno de los de la cadena Montañosa del Ararat. La costumbre de construir ciudades colocándoles nombres familiares había sido iniciada con Caín, el cual llamó a su primera ciudad con el nombre de su hijo Enok Cainita. Fue conocida como Unuk, y entonces como Uruk, Erek y Warka, la segunda después de Eridú que le precedía en dignidad.

 

Tubal fue el quinto hijo de Jafet y Adatnese, muy apegado a su siguiente hermano Mesek. Por su parte, Sin fue el octavo hijo de Canaán Camita, nieto de Cam y Nahlatmehoc, muy apegado a su vez su clan con los de sus hermanos Het y Araq. Estos dos, Tubal y Sin, fueron los principales patriarcas de los principales clanes que emigraron desde Siberia y China hacia la América pre-colombina. Otros emigrantes hubo también además; pero Tubal y Sin son quienes marcan la pauta genética mayor y primigenia. El Liber Antiquitatum, cuya última redacción como midrás suplementario al canónico Crónicas, fue, a más tardar, por la época de la destrucción de Jerusalem en el año 70 d.C., con tradiciones anteriores, falsamente atribuído en el Renascimiento a Filón de Alejandría, y que fue popularizado con ese título desde Basilea por la edición de Juan Ricardo en 1527, y emparentado con las Crónicas de Yerajmeel (ms.heb.1300), nos informa acerca de tres hijos de Tubal: su primogénito Fanata, y sus hermanos Nowa y Awa (L.A.4:2). El mismo extenso documento, que tiene 65 capítulos, nos informa también acerca de un antiquísimo Censo Jafetita realizado por Fenek, en tiempos de Nimrod, en el que aparecen contabilizados 9.400 descendientes de Tubal. Por su parte, el Censo de Nim-Marad, atribuía al clan del patriarca Sin, unos 3.000 hombres (L.A.5:4,5). El patriarca legislador Sin pertenecía a una generación posterior en relación con Tubal.

 

El 15 de Adar del año 3722 desde Adam, el profeta Ezequiel profetiza en nombre de Yahveh endechas sobre la multitud egipcia, y hace mención inspirada allí de la violencia de la multitud de Mesek y Tubal, por lo cual estos dos y su multitud se encuentran en el Seol: "Allí Mesek Tubal, y toda su multitud; sus alrededores: sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, muertos a espada, pues sembraron el terror en la tierra de los vivientes. Y no yacen con los héroes caídos de los incircuncisos que descendieron al Seol con sus armas de guerra, poniendo sus espadas bajo sus cabezas; mas están sus iniquidades sobre sus huesos, porque fueron terror de héroes en tierra de los vivientes" (Ezq.32:26,27). Acerca de este tipo de violencia, nos dicen los textos hititas que Telepino abandonó furioso a su popia gente, llevándose las semillas y ganados, destruyendo villas, hacia las estepas hasta Lihzina, dejando desolación, hasta que fue atacado por abejas y obligado a regresar a su pueblo por las oraciones de su madre. A su retorno, sirvió a su pueblo. Adatnese es llamada también Anajana, Arinna, Irina, Iranana. El profeta Ezequiel profetiza además para los tiempos finales a Gog tierra del Magog, príncipe ruso de Mesek y Tubal, que con muchos pueblos serían quebrantados al avanzar contra Israel (Ezq.38:1ss).

 

Del nombre de Tubal proviene el de su clan, conocido también como Tipal en inscripciones hititas, Tabal o Tabâli o Tubla en los textos asirios, Tiber o Íber de los Tiberianos según Herodoto, Tibareni en los clásicos, Thobel de los Thobelitas, según Josefo, raíz de los Íberos. Tiglat-Falasar I hace mención en sus anales de aquellos Tubalitas que presionaban a la misma Mesopotamia. Tiglat-Falasar II relaciona en sus anales a 24 reyes de la tierra de Tubal que le rendían tributos en tiempos del imperio Asirio. Herodoto, en sus Nueve Libros de la Historia, y Jenofonte, en su Anabasis, sostienen que los clanes de Tubal emigraron inicialmente hacia la orilla meridional del Mar Negro. Mesek y Tubal llegaron a conformar la Satrapía # 19 del imperio persa en días de Darío. Algunos emigraron más al occidente hacia Italia alrededor del Tíber que recuerda su nombre, de donde siguió la emigración occidental hacia España como los primeros Íberos, según lo narra el historiador Josefo. Pero la migración principal no fue la occidental, sino la nororiental. Junto con los clanes de Mesek, los de Tubal emigraron hacia Rusia. Los clanes de Mesek dieron origen a los Moscovitas, y los de Tubal se extendieron por las estepas de Siberia. El nombre de Tubal es recordado allí en el nombre de la gran capital de la Rusia Asiática denominada Tobolks. La onomástica Tubal, Tabal, Tabâli, Tipal, Telepino, Tubla, Tobolks, Thobel, Tepaneco, Iber, Tiber, Tubareni, Tibareni, Sibareni desemboca en Siberia. La población original de Siberia fueron los Tubalitas, quienes fueron los principales emigrantes a la América precolombina. Tenochtitlan era la capital pre-azteca del pueblo llamado con el nombre de Tepaneco.

 

Bryan Sykes, profesor de genética de la universidad de Oxford, y consultor científico del Parlamento Británico, narra su epopeya del avance de la genética en su importate libro: "Las Siete hijas de Eva". Por medio del ADN mitocondrial se conoce la historia genética de las migraciones de la humanidad. Por ejemplo, se demostró que la variante 247 del ADN mitocondrial polinesio no era tan abundante en América precolombina, como se había supuesto. El seguimiento del cromosoma Y dio los mismos resultados del ADN mitocondrial. Uno de cada cien de los pobladores nativos de América proviene de una sola madre a través de Siberia (Ver la epopeya genética de Xenia en la obra mencionada de Brian Skypes). La secuencia genética siberiana está emparentada a la finesa, que a la vez se conecta a la de América del Sur, desde el Ártico hasta el Brasil. También por medio de una sola mujer progenitora de Armenia está conectado el europeo común con el resto del mundo en el ADN mitocondrial. Por medio de la reconstrucción genética se llega al resultado de que la colonización del resto del mundo provino de apenas uno de 13 clanes que moraban en África (Ver la epopeya genética del clan de Lara, según B. Skypes). El seguimiento genético permite deducir las migraciones tubalitas y sineas hacia América precolombina, siguiendo la principal línea desde Ucrania, por Mongolia, hacia América. Al respecto, Bryan Skypes se atreve a concluir después de rigurosa investigación en todo el globo: "Podemos tener la certeza absoluta de que fue de allí que partió la colonización de las Américas. Cuatro clanes mitocondriales dominan la genética de los nativos americanos. Todos los cuatro fueron reconstruídos con facilidad y hay vínculos genéticos obvios con personas que viven hoy en Siberia y en el centro-norte de Asia...Hubo dos períodos en que hubo un puente de tierra continua entre Siberia y Alaska...La frecuencia genética de los americanos nativos modernos favorece el más reciente...Reconstrucciones a partir de padrones siberianos y mongoles muestran con mucha claridad que los clanes ya estaban bien separados unos de los otros antes de que llegasen a América. Lo mismo se aplica al quinto extraño clan, aquel de Armenia, al que pertenece el 1% de los americanos nativos. Como ya vimos, aquel clan tuvo su origen en la frontera entre Europa y Asia " (pg.323, 324). La ausencia del clan armenio en las muestras de Siberia y Alaska, hace pensar en una nueva oleada migratoria por el litoral asiático, las islas Aleutianas y el Pacífico. Tenemos además los importantes clanes sineos.

 

El patriarca Sin, recordado como gran legislador, y héroe "deificado" por la posteridad, según la costumbre principalmente camita, fue llamado "señor de las leyes, ordenador de las leyes de cielo y tierra". Sin estableció su clan primigenio primeramente en la región del Líbano cerca a su hermano inmediatamente anterior: Araq. La ciudad primera fue llamada conforme a su onomástica: Syan, y aparece en los textos cuneiformes como Sianu. Parte de su clan emigró hacia el sur rumbo a la península que entonces tomó el nombre de Sinaí. Pero mayormente el contingente sineo se esparció dirigiéndose al oriente, primeramente rumbo a Sumeria, donde fue recordado en la onomástica de Abi-Sin, Naran-Sin y Senaquerib. Se asoció a los clanes hititas, llamadas Jaty, y Cathay, desplazándose hacia el lejano oriente, especialmente tras la caída del imperio Hitita. Los hititas del norte se mezclaron con los indoeuropeos, pero siempre hubo entre ellos un importante contingente de elevados pómulos, ojos oblicuos y craneos mongoloides, los del centro y sur, tal como aparecen en las representaciones gráficas. Debe notarse que las estructuras sintácticas sumerias son semejantes a las chinas y a las turcas. Ahí podemos ver la simbiosis hitita-sinea. Los chinos remontan su civilización a la ciudad capital de la provincia de Shensi situada a orillas del rio Wei que se dirige hacia el rio Amarillo. El nombre de su capital primigenia ha sido Siang-fu, lo cual significa: Padre Sin. Su primer rey fue conocido como Fu-hi de los montes Chin. Los escitas, que comerciaban con ellos, los referían como Sinae, y a su capital comercial occidental como Thinae o simplemente Thsin. Ya para la época del profeta Malaquías, la dinastía Tsin era suprema en el imperio Chino. Cuatro siglos antes de Malaquías, el profeta Isaías se refiere a ellos como Sinim (Is.49:12). Ha habido un buen número de investigadores que ha recuperado tales huellas; tales como J. Inglis (1877), C. A. Gordon (1889), C. R. Conder (1890), W. Boscawen (1896), A. Dillman (1897), W. J. Perry (1937), Arthur C. Custance (1975), de quienes nos declaramos abiertamente deudores, y sobre cuyos hombros estamos.

 

Por la misma época de las migraciones coreanas a Japón, los Jomon y los Yayoi, acontecieron las migraciones asiáticas hacia América. De los Jomon descendieron los Ainu. Hubo además otra ruta migratoria sinea por los litorales arábigo, pérsico y paquistaní, de la cual una mínima parte pasó por Australia hacia América. Los isleños de las islas Marquesas dicen que sus ancestrales trajeron sus cocoteros del noreste; es decir, América. Pero, por la prueba genética, los polinesios migraron principalmente a partir de Taiwán. La religión de la América precolombina tiene el sello del Asia. Ilustraciones artísticas de Quetzalcoatl tiene trazos budistas. Las tradiciones hindúes Naga y las draconianas sino-japonesas se corresponden a la cultura Tlaloc. La especie de elefante típica de la India aparece representada en la cultura maya centroamericana; la secta Shin japonesa identifica a Tengú con el elefante Ganesha; y el cronista Fray Pedro Simón sostiene que en Mbacatá (Bogotá) era venerada por los Muiscas una "costilla de camello". El ciclo de las 4 edades "Yugas" orientales procedente de la India (Mahabharata), por la China, es el mismo de México (Códice Vaticano de pinturas mejicanas que hablan también del Diluvio y de la Gran Torre, llamando Chululan a Nimrod). De Babilonia y Egipto, por la India y China, hacia la Tartaria, el Tíbet y Mongolia, fluyeron doctrinas de la "civilizacióin" sinea hacia la América precolombina. Los Mayas colocaban las vísceras de los muertos de la misma manera como los egipcios en sus vasijas dedicadas a Horus. Por eso no es extraño que Timágenes, Solón, Platón, Proclo, Amiano Marcelino, Diodoro Sículo, mostrasen conocimiento de las tierras más al occidente del Atlántico. Cuando el misionero jesuita Pedro Grellon llegó al Asia Central encontró en Tartaria a una mujer de los indios hurones de norteamérica que había llegado allí por el estrecho de Bering. Los Muiscas de la Sabana de Bogotá, al igual que los Kunas del Darién, y los Mayas de Chiapas y Yucatán, de la misma manera que los habitantes de las Islas Aleutianas que suben del Asia hacia Alaska, embalsaman a sus muertos con los mismos métodos; La cultura Su-Shen ligaba Corea, Siberia y América; y en cada lugar eran comunes sus corazas de hueso; ¿coincidencia? El profesor Elliot Smith siguió el rastro de los Pieles Rojas hasta más allá del Mar Caspio. Los antiguos japones incluían América en sus mapas antes de Cristobal Colón. De estas y muchas más correspondencias nos habla Donald A. Mackenzie en su "América Precolombina".

 

He aquí, pues, la relación migratoria tubalí-sinea, central entre sus concomitantes, preparada para la primera camada cristiana precolombina.

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Teusaquillo, 2007, giv.

 

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